Cada año, Los Ángeles gana peso como uno de los destinos más atractivos de Estados Unidos para los turistas de todo el mundo. Los viajeros quieren visitar la 'meca del cine', los estudios de Hollywood, el emblemático observatorio Griffith, los Getty Center y Getty Villa, el Walt Disney Concert Hall de Frank Gehry, las mansiones de Beverly Hills, las tiendas de Rodeo Drive...
En uno de los rincones más céntricos y a la vez exclusivos de la ciudad se encuentra el Hotel Bel-Air, inaugurado en 1946 pero que ha sabido darle un toque de modernidad a una tradición e historia que lleva a gala. Es el establecimiento perfecto para descansar en tu viaje a Los Ángeles y darte un capricho, rodeado de todo el glamour atemporal de Hollywood, paseando por maravillosos jardines, disfrutando de la mejor cocina californiana contemporánea con toques mediterráneos o, ¿por qué no? Cerrar un día de intenso turismo en el spa del hotel, con cualquiera de sus tratamientos relajantes.
En 1946, el empresario hotelero tejano Joseph Drown compró algo más de 7 hectáreas de tierra, incluyendo edificios de estilo misión, y enseguida comenzaron las obras del elegante hotel Bel-Air que es hoy, inaugurado oficialmente el 24 de agosto de ese mismo año. Drown imaginó para el hotel jardines paradisíacos y tropicales (hoy tienen más de 1.200 tipos de plantas, secuoyas costeras e incluso palmeras de 30 m) y una piscina ovalada de ensueño que ha salido en muchas películas y que aún sigue siendo uno de los 'hot spots' del Bel-Air.
La decoración del Bel-Air pretende ofrecer un hogar a sus clientes, con espacios amplios, cálidos, confortables y serenos, rindiendo homenaje al Hollywood clásico incluso en las habitaciones y suites. El hotel dispone de 103 habitaciones y suites a las que se accede directamente por jardines, ya que están repartidas por todo el hotel, incluso las tipo loft, las tipo canyon y las suites más exclusivas. Las suite Signature representan todo el glamour del Bel-Air, con patios privados con jardín, chimeneas y jacuzzis.
Para reponer fuerzas, nada mejor que probar la carta del restaurante del hotel, con platos de cocina californiana elaborados con los mejores ingredientes de origen local e ideados por el chef Connor McVay. Al aire libre, con vistas al lago de los cisnes... y cuando termines (o como aperitivo), regálate una visita al Bar & Lounge del hotel: una atmósfera envolvente acompañada de buenos cócteles y música en vivo.
Como hemos mencionado antes, el Spa del hotel permite una relajación absoluta después de un intenso día de turismo o 'shopping'. Cuenta con siete salas de tratamiento, un salón de relajación y una suite de uña con dos estaciones de manicura y tres de pedicura. Las parejas pueden disfrutar, además, de dos camas de tratamiento y una espectacular bañera de mármol.
Además, si viajas pronto, podrás disfrutar de la exposición del Jardín de Esculturas en los más bellos terrenos del hotel, mostrando obras del artista Rogan Gregory, reconocido por su maestría en la transformación de materias primas en impresionantes obras de arte. La exposición cuenta con tres piezas. Venus I y Venus II son obras escultóricas consistentes con la serie 'Forma de fertilidad' en curso de Gregory, donde interpreta escultóricamente el ciclo de la vida (relaciones sexuales, fertilización, división celular y procesos posteriores). La última pieza, Pink Sphinx, es un excelente ejemplo de su capacidad para fusionar lo escultórico y lo funcional mientras participaba, como Venus I y Venus II, en una antigua práctica de tallar una escultura de tótem de roca viva.