La llegada de la pandemia trajo malas noticias y abrió una larga época de confinamientos. Comenzaba una etapa dura de grandes cambios, inmersos en una gran incertidumbre. Mientras, en Madrid, en el barrio de Comillas, Marta e Iván decidieron ir cogiendo unos cuantos de esos limones que te da la vida y preparar una suculenta limonada.
El Espacio Entrecomillas nace así, como una apuesta por las personas en una época dominada por las circunstancias; cuando Iván y Marta se dan cuenta de que al final, la vida es tiempo, y eso es todo lo que importa: tiempo en manos de las personas para mejorarlo todo. Así que, en vez de mirar atrás, miraron alrededor y empujaron hacia delante. Y nació el banco de tiempo del barrio, un espacio colaborativo y dedicado al arte.
Durante unos años, ese local que alquilaron, se ha llenado de la magia de compartir conocimientos en libertad y en un entorno multidisciplinar (teatro de mujeres, yoga, circo, grupo de lectura, de crianza natural, intercambios de banco de tiempo...). Pero también ha acumulado cacharros, espacios imposibles y muchas necesidades de cambios.
Cuando el rediseño del hogar es el camino para poder seguir avanzando, IKEA llama a tu puerta con Un hogar a tu medida, la serie de ocho capítulos que se puede seguir en YouTube con estrenos cada tres semanas. En este capítulo, descubrirás cómo un espacio que se ha creado a sí mismo, con muebles de aquí y de allí y soluciones que dan respuesta a nuevas situaciones, se transforma, sin perder su identidad, en un refugio más funcional, versátil y acogedor.
El proyecto de todos
Ahora que Espacio Entrecomillas ya rueda solo y a velocidad, es el momento de adaptarlo a la realidad de su uso cotidiano. Pilar del Rosario es la diseñadora de IKEA que va a ejecutar este milagro pero, eso sí, no lo hará sola. Se ha buscado un asesor joven, que toca el piano, el saxo, actúa y ve las cosas siempre bastante diferentes, aunque sea por culpa de su daltonismo. Es Mario Marzo.
En realidad, el proyecto para este cambio cuenta con un equipazo de asesores, variados, distintos y muy implicados. Que igual que conocen sus necesidades y opinan sobre ellas, se arreglan con lo que tienen y montan su propio espacio para seguir avanzando.
Personas que hacen hogar
El espacio caótico de la comunidad alberga una serie de actividades en perfecto orden.
Aquí se hace yoga en una sala diáfana, y teatro, malabares y encuentros de familias. A un paso, o girando, se llega al espacio de cocina, que ni tiene espacio, ni permite cocinar. Sin embargo, es el rincón en el que se calienta la comida o se toma un cafecito reparador.
Muy cerca se abre una zona bastante invadida por todo lo que se encuentra almacenado. Tiene bastante capacidad, porque la sala es alta, y con suerte aún cabría en ella un alfiler: eso sí, dejando a un lado la ilusión de volver a encontrarlo.
Todavía quedan dos espacios importantes más: el rincón de trabajo, que es una mesita con su silla donde hacer labores administrativas, y la zona de descanso y reunión. En realidad, en el mundo ideal, ahí también se aloja el reservado para cambiarse, cuando hace falta.
El mundo real es poco estético y más bien desordenado. Hacer espacio, muchas veces, supone empujar todo hacia un lado. Y luego hacia el lado contrario. La idea es acercarnos a ese mundo idílico que persiguen Marta e Iván.
Orden y concierto
Como en una orquesta, un espacio que comparten muchas personas, a veces simultáneamente, para distintas actividades, necesita avanzar en armonía. Para reunir algunos puntos clave, tan importantes como la funcionalidad, la versatilidad y la organización, Pilar le ha dado la vuelta a todo y lo ha reinventado para que cobre vida.
En sólo cuatro días, ha conseguido bordar un hogar multifuncional que supera con creces las expectativas.
El amplio espacio principal se ha mantenido diáfano y permite, jugando con larguísimas cortinas, abrir, cerrar y modular las zonas para cada actividad.
El rincón de trabajo ha crecido, limpio, ergonómico y atractivo, y tiene ahora dos sitios en la mesa en vez de uno. Cualquiera desearía sentarse ya a echar horas.
La protagonista de los sueños cumplidos es una cocinita pequeña, compacta pero absolutamente funcional. Se acabaron las limitaciones en el tentempié. Además, el café se toma ahora en un cómodo sofá, convertido en el nido de la socialización de Entrecomillas.
Y lo que nadie se atrevía a siquiera esperar. El camerino. Con su tocador, su burro con perchas, sus cajones ordenadísimos e, integrado, el espacio de almacenaje que crece en vertical hacia el techo.
Nuevo escenario
Ahora sí que hay vida de hogar en esta casa del barrio. Entre risas y comodidades, felices con el estreno, todos pueden seguir poniendo poquito de su parte en forma de simpática semilla que, con el tiempo, dará como fruto más reuniones, más risas, más talento compartido y desde luego, más vida.
Otra deliciosa limonada más, hecha a base de cambios que te da la vida en forma de limones bien ácidos. Y un nuevo escenario para demostrar que a veces basta con redecorar el entorno para convertirlo en un verdadero hogar.
Dentro de tres semanas conoceremos al nuevo protagonista de Un hogar a tu medida, en una nueva y feliz sorpresa sobre lo que puede hacer un poco de diseño para acercarnos a las metas más ambiciosas de nuestra vida.
