Las redes sociales son una herramienta poderosa. Y para la divulgación científica y tecnológica, aún más. Cada vez proliferan más creadores de contenido que ponen a tu alcance el conocimiento de una manera rigurosa y de fácil comprensión. Aquí te presentamos a tres mujeres con formación y experiencia consolidada a sus espaldas, como para trasladar con autoridad conocimiento en canales tremendamente competitivos.
Miriam González es ingeniera de Software y acerca la programación y la tecnología a sus más de 200.000 seguidores a todos aquellos que comienzan a interesarse por ella. Lo hace de una forma diferente y divertida que es, sin duda, una buena carta de presentación.
“Las redes sociales son el altavoz más grande del que disponemos en este momento, los divulgadores tenemos que aprovecharlo para que más personas se animen a dedicarse a estas profesiones que, muchas veces por su incomprensión, pueden parecer inalcanzables”, traslada esta creadora de contenido, divulgadora y podcaster.
Su red favorita es Instagram: “Creo que tiene la combinación entre alcance y cercanía. Pero, últimamente, me gusta más YouTube porque considero que el contenido perdura más en el tiempo, no es tan efímero”.
Que los divulgadores muestren la realidad de su sector, de una manera cercana y accesible, es un anhelo que Miriam comparte con Isabel Zubiaurre, doctora en físicas y comunicadora científica. Ella traduce las Ciencias de la tierra con un estilo que logra conectar. “Hago fácil lo difícil. Me gusta que el conocimiento fluya por la cabeza como por una autopista: rápido, al grano y de forma eficiente”, señala Isabel, que cuenta con más de 50.000 seguidores en sus distintos canales digitales.
"Una mente capaz de pensar de forma científica ve el mundo a través de otras lentes" –Isabel Zubiaurre
La oportunidad de comunicar tecnología surgió de las propias dudas que Miriam iba compartiendo en su día a día, por sobre todo, de cómo otorgaba solución a las mismas. “Poco a poco fue ocupando cada vez más tiempo de mi jornada de trabajo hasta hoy, que tengo la suerte de poder dedicarme 100% a la divulgación”. Y en este punto añade más: "La ciencia tiene respuestas que aportan beneficios. Divulgo porque una mente capaz de pensar de forma científica ve el mundo a través de otras lentes”
Para Rocío Vidal, periodista y divulgadora en su canal de Youtube La gata de Schrödinger, con más de 670.000 suscriptores en su canal de Youtube, la chispa surge después de realizar su Máster en Comunicación Científica: “Empecé el proyecto como algo personal hasta que me di cuenta de que podía ser un fin y no un medio. Ahí dediqué todo mi tiempo a la divulgación científica, el pensamiento crítico y contenido social. Youtube me permite hacer investigaciones y vídeos más largos, es donde tengo la mayor parte de mi audiencia”, comparte.
Rocío considera que los temas que con los que ella trabaja conforman el día a día de nuestra sociedad, por lo que estar (bien) informados se ha vuelto esencial.
La deshumanización del anonimato, lo más difícil
Toda acción va a dar lugar a una repercusión, el feedback es sano y necesario. Para estas creadoras de contenido, la cuesta arriba (casi) siempre viene cuando esa exposición se pone en entredicho por parte de perfiles anónimos, que se alejan de las críticas constructivas.
“Nunca se me ha pasado por la cabeza dejar de hacer mi trabajo. Lo importante es ser honesta con una misma y con los demás, para que nada te quite el sueño y no dejar que los malos comentarios te afecten o te convenzan”, cuenta Rocío Vidal.
Isabel Zubiaurre, por su parte, huye del ego que detecta en otros divulgadores y trata de aprender del fenómeno hater. Afirma que el motivo para no utilizar redes sociales no proviene de esos usuarios anónimos: “Te quitan tiempo de vivir tu vida real, de forma consciente y, en ocasiones, aunque son las menos, las redes pretenden que les entregues contenido de manera gratuita. Si algo es gratis, tú te conviertes en el producto y a mí no me agrada serlo”, añade.
Isabel plantea que la divulgación parte de la infancia: “Primero, sientes curiosidad, preguntas y aprendes. Después, si el entorno es adecuado, lo transmites, lo cual es primordial para fijar el conocimiento y convertirse en maestro de un determinado tema, en el futuro. Sin comunicación no hay maestría”.
Miriam invita a sacar mucho más la propia voz de cada creador y alejarse de las tendencias, de “lo que funciona. Necesitamos más variedad y creatividad”.
Y comparte alguna anécdota desagradable, reciente, con TikTok. “Trabajé mucho durante dos años para hacer crecer mi cuenta de TikTok que llegó a más de 100.000 seguidores, con 500 vídeos publicados. Un día, esa cuenta apareció suspendida permanentemente y en ese momento me planteé muchas cosas. Entre ellas dejarlo y volver a mi trabajo como ingeniera de software. Pero la divulgación es algo que me llena, es mi pasión. Así que creé otra cuenta y estoy empezando de nuevo, desde cero. Este suceso me hizo crecer en muchos aspectos y ahora mi estrategia en redes sociales es diferente”, se sincera.
Hasta alcanzar las cifras de audiencia de las tres entrevistadas, ellas mismas confiesan que hay que empezar por lo que a uno mismo le gusta, estudiar y consumir mucho contenido para ver cómo se están haciendo las cosas que triunfan.
Por eso no dudan en recomendar otros perfiles que consideran loables: Rocío Vidal pone encima de la mesa el trabajo de Sandra Ortonobes, de La Hiperactina (Biomedicina), Carlos de DOTCsv (Inteligencia Artificial) o Judit Tiral (Historia). Miriam González se decanta por María Speaks English (Inglés), Eva Porto (Recursos Humanos), Carla con WiFi (Nomadismo digital) y Adri Zip (Big Tech y Carrera profesional). Y, por último, Isabel Zubiaurre sugiere echar un vistazo al trabajo del divulgador científico español Javier Santaolalla (Física).