La depilación es un tema muy personal, las que sí que nos depilamos y tenemos la piel sensible y que tiende a marcarse con facilidad o no nos manejamos excesivamente bien con las cuchillas, elegimos alternativas que funcionen, respeten la piel y si son sostenibles, todavía mejor.
Cuando me fui de vacaciones este verano, dudé qué llevarme, el láser me lo dejé de hacer hace años porque tengo poco vello, pero no logro obtener buenos resultados con las cuchillas. Siempre me dejo vello fino que no veo, me corto sin querer o me marco la piel, además, no me gusta cómo sale el vello.
Opté por comprarme este verano una crema depilatoria de Daen en formato viaje que me era suficiente para el tiempo que iba a estar fuera, aunque compré dos botes, cada uno de 100 mililitros.
Una crema natural, con aceite de argán orgánico y sostenible
Me gustó que el envase está fabricado con plástico reciclado e incluye una espátula de madera para retirar el producto de la piel una vez pasado el tiempo de exposición (3 minutos), el olor no me desagradaba y cumple con lo que promete. Bien es cierto que sólo retiro el pelo de las áreas que indica la crema, sólo se puede usar en: piernas, brazos, axilas, área umbilical, dedos de los pies. Cuidado con las zonas que tengan cerca mucosas y también con no pasarse de los 3 minutos, que es el tiempo que indica.
Esta crema está formulada con más del 85% de componentes de origen natural, entre ellos el aceite de argán orgánico. Está indicada para todo tipo de pieles y deja la piel suave y sin vello. Me gusta porque controlo y veo perfectamente dónde he aplicado la crema y si me he dejado pelo o no, ¿volveré a repetir? Seguro que sí.